La salvación bíblica, en el contexto cristiano, se refiere a la liberación del castigo eterno del pecado, que Dios concede mediante la fe en Jesucristo. Es un don gratuito, una liberación del pecado y sus consecuencias, incluyendo la muerte y la separación de Dios. Esta salvación se alcanza por gracia, mediante la fe en Jesucristo, quien murió y resucitó para expiar los pecados de la humanidad.