El amor de Dios se refiere al amor profundo e incondicional que Dios tiene por la humanidad y es un concepto central del cristianismo. Este amor se manifiesta de diversas maneras, como a través de la creación, el perdón y la salvación ofrecida por Jesucristo. Se considera un don divino y un mandamiento para los creyentes, quienes deben amar a Dios y al prójimo como reflejo de ese amor divino.